Un desayuno que sorprende

Despertábamos cada mañana con una sonrisa, gracias al desayuno abundante y variado. El personal siempre estaba listo para ayudar, y la habitación tenía un balcón con vistas encantadoras a la iglesia cercana.

Sin embargo, el ruido del baño vecino era una molestia algunas noches, y la falta de un minibar hizo que mantener bebidas frías fuera complicado. Pero el ambiente acogedor compensaba en gran medida estos inconvenientes.

Ubicación céntrica, habitaciones modernamente equipadas, obras de arte en las áreas comunes

La falta de refrigerador y cafetera en la habitación me pareció un descuido importante!!! La conexión Wi-Fi fue inestable y a veces era frustrante tratar de usarla!!! Además, el ruido en los pasillos puede interferir con el descanso nocturno.

Me encantó mi estadía en Wandl. La ubicación es inmejorable, a pasos de la Catedral de San Esteban. La habitación era cómoda y tenía un balcón con vistas preciosas. El desayuno fue delicioso, aunque podría mejorar en variedad. Sin duda volvería!

excelente acceso a toda la belleza de viena

la ubicación es inmejorable, a solo unos pasos del impresionante centro histórico y cerca de famosos cafés vieneses, lo que me permitió disfrutar de largas caminatas explorando la ciudad y su encantadora arquitectura.

Ubicación perfecta y desayuno variado.

La ubicación es simplemente fantástica, a solo unos pasos del metro y muy cerca de la Catedral de San Esteban. La habitación que reservamos era amplia y contaba con un balcón que ofrecía vistas a la iglesia de San Pedro, lo cual fue un gran detalle. El desayuno fue variado y de buena calidad, lo que ayudó a comenzar el día con energía. Mi familia y yo realmente disfrutamos nuestra estancia aquí durante nuestras vacaciones.

La ubicación del hotel es simplemente increíble. Justo al lado de la Catedral de San Esteban y cerca de muchos restaurantes y tiendas. Mi habitación triple era cómoda, con un diseño agradable en el baño, aunque los amenities son escasos para tres personas. El desayuno era correcto, pero la variedad podía mejorar. Lo que realmente destacó fue el servicio del personal. aunque no hablaban español, hicieron un gran esfuerzo por ayudarnos. La limpieza de la habitación fue impecable, y la cama muy cómoda. Sin embargo, el ruido del baño de la habitación contigua fue un inconveniente, especialmente durante la primera noche. En general, la experiencia fue positiva, pero con algunas áreas a mejorar.

Pareja que busca un lugar acogedor

La ubicación es perfecta, a pasos del metro y a la mano de restaurantes fantásticos. El desayuno, increíble variedad, y el personal muy amable, siempre dispuesto a ayudar.

No fue barato, pero tampoco era un descalabro.

La ubicación es fantástica, a pasos de la Catedral de San Esteban, y el personal fue excepcionalmente amable, siempre ofreciendo sugerencias útiles. El desayuno era variado, con opciones frescas y deliciosas. Después de un día explorando, regresar a la habitación fue como un sueño.

Sin embargo, el baño podría ser un poco más espacioso, lo que sería una mejora agradble.

El hotel era tan acogedor que mis pies se sintieron más cómodos que en unas pantuflas de terciopelo. Las habitaciones tenían un aire acondicionado que hacía sentir que estaba en una nube y los baños estaban equipados con productos de cortesía que harían que cualquier spa se sonrojara de envidia.

Desayuno limitado

Ubicación excelente y habitaciones limpias. El desayuno era abundante, así que mis mañanas fueron muy felices. A pesar de lo clásico, el servicio fue amable y sin pretensiones.

La ducha era tan amplia como un armario, ¡y no hay minibar para mis 'necesidades distracción'!

una experiencia mágica en el corazón de viena con un desayuno increíble cada mañana

La ubicación del hotel es simplemente perfecta, a pasos de los principales atractivos. Las habitaciones son cómodas y bien equipadas, y el servicio siempre amable. Destacar el desayuno variado que alegró mis mañanas.

Muy buena ubicación y personal amable, pero el Wi-Fi fue un poco inestable.

La ubicación es impresionante, a solo unos pasos de la Catedral de San Esteban, y cerca de cafés emblemáticos como Café Korb y Demel, donde probé un delicioso apfelstrudel. Las habitaciones son acogedoras y la cama te abraza con comodidad. me encantó el balcón con vistas a la iglesia de San Pedro, perfecto para disfrutar de una buena copa de vino por la noche.

Aunque todo estaba bastante bien, la acústica de la habitación no fue la mejor, ya que el ruido del baño vecino se coló un poco. Además, no había agua gratuita ni cafetera, lo que siempre apetece tener a mano. El desayuno estuvo bien, pero no fue el más memorable.